1.4.14

Días tirada en cama a capricho de un virus que se incrustó en la garganta. No habla. No come. No pasa saliva sin dolor.

No aluciné sólo ardí en fiebre. Sudé. Durante todo este tiempo, con pocas actividades que me distrajeran, no te saqué de mi mente (ni hablemos del siquise o sipude, al final nolohice). Incansablemente recurrí a ti, te recorrí. Tengo la extraña teoría de que si uno piensa tanto una misma idea termina por volverla absurda. Eso sí, paqueveas, resultó en algo sin mucho éxito.

Estiré los brazos y sacudí las manos hacía lo que había sobre mi cabeza: aire. Inmensos metros cúbicos de tóxicos y antimateria. Hay que creer en aquello que luego se convertirá en cosa seria pero comienza siendo un sinsentido: todo lo que sea necesario para escapar de la confusión, del tedio de no tener respuestas razonables.

Me pregunto si podría volver... no sin consecuencias, ya lo indica la tercera ley de newton: a cada acción corresponde una reacción de igual magnitud en un sentido opuesto...


¿por qué no has vuelto, entonces?

No hay comentarios.: