pasar el duelo es fácil. total el dolor es propio, basta con lavar la misma ropa todos los días para que se decolore y termine por rasgarse, hasta ser inútil, innecesaria y desecharla para comprar una nueva. así fue mi tristeza. o eso pensé. ingenuidad diluida al dos porciento en solución salina.
lo repiten varias veces, suena inverosimil. no es que seas muy ingenua, es en serio, es increible, cómo podría acaecer tremenda aseveración. no es la realidad la que provoca que veas al mundo, en un instante (otra vez), desde el suelo, no, ella es inocente, la responsable es desilusión. resabios de una tristeza mal lavada.
estoy fuera del cuadro, observo mi pintura desde fuera. lo que me recorre la piel es distinto. es mio y también del otro actor. una complicidad nos ha unido de nuevo. es curioso que algo así, triste, una a dos personas.
podría dar mi lugar para que el otro estuviera en él, no es suficiente, pues dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo.
he ocupado dos espacios en instantes diferentes siendo el mismo. soy de ambas partes, disociación.
escalofrios sobre la piel, entre la conciencia e hipnosis. flotando entre los sonidos del piano, todo esto debe ser explotado, la pintura es perfecta, no huyo de la tristeza, sólo es sal la que me escurre por la cara.
éste es un instante de plena existencia.
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