21.2.08

the weight of my words...


He aprendido cosas (descubrí, inventé) en cada una de las vueltas al sol que he dado... Respirar no es tan simple como suena, ni mencionar el verbo sobrevivir, pan nuestro de muchas vidas...

Hace 3.5 años exactamente entendí mi lección favorita: (para nuestra suerte) todo tiene un fin... fue en ese año (2004) cuando me cubrí la piel del verbo "sentir"... eso nos da la segunda cosa favorita y primera en la lista de las cosas que se hacen cuando se vive...

Hoy, a 42 meses luz de ese día, terminé. Un final más a la cuenta de finales vividos. [Derrumbar el amor, derribarlo en silencio, aprender que tu boca es la puerta del miedo, descubrir que tu voz son los peces del viento... que morir es llevar nuestro amor al abismo -Santa Sabina nos agarre confesados-] Esperemos que la memoria no nos juegue sucio...

Hay un extraño placer, pleonasmo seguro pues todos ellos tienen esa naturaleza, en terminar, la infinita e insaciable necesidad de volver, envolverse de nuevo, levantarse y correr para estrellarse una vez más... La adrenalina del comienzo no le equipara con la bocanada del final...

En un puro ejercicio mental trato de imaginar que no existen finales en las ocasiones especiales, still, agradezco que sucedan. Es una verdadera bendición que todo llegue a su final. Silent sigh.







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