En mi diario transitar al metro y esperar el camión a la escuela me he recetado una cocktel (o como se escriba) musical para levantar el ánimo y pa sacudir la flojera de los párpados... en su mayoría está compuesta por el Sargento García con un título de canción que da título a este texto (jajaja que enredado)...
basicamente el asunto es violento, cómo que quitarse la arena... eso jamás, es lo que te recuerda al mar y al sol y la paz y la tranquilidad y... la playa es la onda, jamás me quito la arena para olvidarla... pero no, la canción es distinta, le dice él a ella que se quíte la arena mami (oh, en serio así dice) porque todo lo ve muy negro, la negrita ya no distinge colores... vaya, la arena la ha enterrado, la arena le encoje la cabeza...
y yo, acá, escuchando varias veces lo mismo, tratando de entender si la repetición es por entendimiento ensí o parami... sí, entenerla en sí, o entenderle algo para mi... jajaja, en eso estaba yo, segundo paso trascendental en mi proceso de meditación cuando dije, diablos, y si yo no tengo algo como arena, pero igual, hay algo que me roba espacio... y no, ahora estoy muy libre, me siento feliz, la libertad el saber que hay grandes espacios de aire me alegra...
y entonces mejor, le cambié... y ahora mi mantrá es, volver a comenzar, de los tacubos, con esa sensación budista que el vocalista (como sea que ahora se nombre) siempre me regala... uf uf uffff... no hay más regocijo que en la espiritualidad de un espacio vacio....
los quiero, a todos....
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