Extraños itinerantes...

Desde ayer sólo quiero decirle a ese extraño, al que le escuché mencionar que la conjunción entre Alva Noto y Ryuichi Sakamoto era genial, que tiene mucha razón. Me gustaría volvérmelo a encontrar para conjugar mi siguiente historia de infatuamiento, sin duda nos enamoraríamos. La música lo haría por nosotros, nos enredaría los cuerpos entre compases. La atracción sería inevitable y la compatibilidad innecesaria. Quién necesita más de dos extraños con afinidades musicales para conjugar los besos en el presente perpetuo. El punto de fuga es la pasión por la misma cosa, saber que hay otro loco, como tú, derrochando vida en la misma dirección tuya.

No sé su nombre, ni sé como encontrarlo. No sueño con él y ni recuerdo su aspecto físico. Basta con escuchar el disco que me recomendó para experimentar el vértigo, ese amor por tirarse al vació, esa atracción inevitable al infinito, y necesitar tenerlo al lado para, como ya te dije, decirle entre parpadeos y respiraciones "sí, esa mezcla es genial. ahora entiendo ese destello en tus ojos cuando me lo contaste".

La música me hace enamorarme de las personas, palabras y miradas en notas musicales.