Los sueños, como el papel reciclado, estan compuestos de diferentes pedacitos de otros sueños antes ya creados jamás antes unidos así...
Es fácil viajar de un lugar a otro con sólo voltear la cabeza, en el sueño por supuesto, las realidades se difuminan unas con otras y al voltear de nuevo ya no es lo que estaba sino otra cosa que parece aparecer de forma lógica y natural.
Se construye la historia entre realidades cortadas y pegadas perfectamente, la mente no se detiene en pensar sobre la incoherencia, ella, en el sueño, es la diseñadora, arquitecta, creadora, la que decide qué va donde y quién con quien...
A ella, la mente detrás de la genialidad de un sueño, le entretiene crear nuevas conexiones, lo suficientemente innovadoras, jamás antes pensadas, para evitar tu detenimiento en el paraje "esto es ilógico"...
El juego recostructivo es uno y se llama: emoción. Si tratas de rasgar las secuelas del sueño sabrás que sólo recuerdas parajes inconexos, ahora sí, fuera del sueño, ilógicamente unidos, cuyo rasgo en común fue una sensación/emoción/sentimiento... lo fantástico es saber que así te comunicas contigo mismo, pues eres el único que ve la obra creada, el único que sueña eso en particular y, por último, el único que lo entienda, o tenga el potencial de hacerlo...
[suspiro]
béndita hora en que sueño, con M, con el guionista, con quien sea que sueñe... en su mayoría, extraños...
para fines anecdóticos diré: estábamos en una fiesta, nos íbamos, el guionista no sé donde vivía pero había pedido aventón al mismo amigo que me llevaría de vuelta a casa, al salir, resulta que aparecimos en una especie de albergue que tenía un balcón a una alberca, que nunca vi, pero por esas cosas raras de los sueños, sabía que ahí estaba, lo siguiente es un chubasco marca diablo, nos debemos esperar ahí, pensamos que igual nos quedaremos a dormir justo ahí, empezamos a pensar qué cosa era la más cómoda para hacerlo, sillones o asientos reclinables, evidentemente volver a la fiesta ya no es opción porque estamos en otra locación y sólo nos dedicamos a ser objetos de quien crea la historia sin cuestionarla, entonces sucede que sin saberlo también estaba cuidando a una niña, y ella tenía un poco de miedo por eso de que su madre no iba por ella, es por eso que ella se me colgaba del cuello cual changuita, yo caminaba con ella entre los brazos y salíamos a la calle, al salir a la calle vimos la lluvia en todo su potencial, al volver obviamente ya no era un albergue sino un cuarto blanco con asientos extraños, luego al voltear otra vez estaban los sillones, y el guionista no me hacía mucho caso, estaba hablando con el chico que nos iba a llevar a casa, la lluvia se terminó, la niña se fue con su mamá, y al salir ya no estábamos en ese lugar sino transitando las bellas y estrechas calles de un pueblecito en un día soleado...
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