[...] la música y el ritmo se ha convertido en algunos decenios en un entorno permanente, en una pasión de masas.
[...] El individuo posmoderno, al contario, oye música de la mañana a la noche, como si tuviese necesidad de permanecer fuera, de ser transportado y envuelto en un ambiente sincopado, como si necesitara una desrealización estimulante, eufórica o embriagante del mundo.
[...] el individuo se vuelve cinético, aspira al ritmo, a una participación de todo el cuerpo y los sentidos, participación posible hoy gracias a la estereofonía, los sonidos cósmicos o paroxísticos de las músicas de la edad electrónica.
[...] el deseo de sentir más, de volar, de vibrar en directo, de sumergirse en un movimiento integral, en una especie de trip sensorial y pulsional.
La era del vacio
Gilles Lipovetsky
No hay comentarios.:
Publicar un comentario